En estos días todos hablan de la telenovela "Esposa joven" de la cual nos horrorizamos con razón. Pero en mi caso, no es la novela la que me molesta sino la realidad que se representa en ella. No veo ni mal ni bien que la pasen, poco importa, porque se trata de una ficción, pero si sería bueno, que en la vida real las organizaciones de derechos humanos pudieran hacer algo al respecto. Al mismo tiempo sentimos mucha tranquilidad de que eso "no sucede" en nuestra cultura. Como si cuando sucede del otro lado del mundo a nosotros no nos atañe. Revisando mi biblioteca encontré un relato verídico que sucedió en Montevideo antiguo.
NIÑITAS CON TRAJE DE NOVIA
Allá en las primeras décadas de Montevideo, lo que sobraban eran hombres (o faltaban mujeres). Se comprende que estas, siendo muchas menos, se convirtieran en un genuino artículo de lujo, objeto de disputa masculina, que se desató con la ferocidad habitual en todo mercado libre donde la demanda supera a la oferta. Los abundantes varones pujaban por casarse a toda costa; no tanto por sortear las soledades de aquellos tiempos precarios y àsperos, como por alcanzar los beneficios que aparfjaba - según ya vimos- el constituir una familia estable. Pero casarse no era fàcil por falta de con quién; de modo quf los montevideanos vivían a la caza y a la pesca de cuanta fémina disponible se le pusiera a tiro.
Tantas fueron las urgencias de la escasez, que pronto nuestros hombres se lanzaron a cazarlas (con z y con s) aun antes de que salieran del cascarón. Fue asi que cundieron los casamientos con chiquklinas de 14 y 15 años, porque no era cuestión de dejarse madrugar.
Pero esa premura y esos infanticidios serían lo de menos. A tanto llegó la rebatiña, que niñitas hubo - porque todavía ni siquiera eran niñas- que contrajeron matrimonio apenas a los 11 y 12 años, instigadas seguramente por padres que, con toda comodidad, podian darse el lujo de elegir el partido màs atractivo entre el enjambre de aspirantes que acudía en tropel.
¿Qué ocurrió entónces? Que esas nenitas, en la mayoria de los casos, se casaron con hombres mayores que ellas; y así fue como, con el correr de los años, aquellas pàrvulas se convirtieron en mujeres hechas y derechas, pero en ese mismo lapso sus maridos ingresaron en la decrepitud, y con un paso màs bajaban a la tumba. Montevideo, pues, se convirtió un día en una ciudad de viudas jóvenes. Pero, como la escasez no amainaba, aquellas viudas lo eran por poco tiempo, pues cadi enseguida se las volverían a disputar los que seguían solteros y àvidos. Cierto es que aquella situación mirífica para las damas no se prolongó demasiado; y mucho menos se repitió hasta el dia de hoy, como bien lo saben ellas.
Milton Schinca, Mujeres desconocidas del pasado montevideano.
Este texto me hace reflexionar sobre una idea que circula en el imaginario colectivo de que todo pasado fue mejor. Estoy totalmente en contra, se que estamos hablando de un pasado muy lejano, pero en este texto vemos hombres y mujeres sin escrupulos, pedófilos, padres sin valores, donde todo era a la fuerza y por conveniencia. Prefiero la época donde vivimos donde no importa, edad, sexo, orientación sexual, etc, todos tienen derechos y se va rumbo a conquistar cada dia màs, aunque existen algunas personas que parecen traídas de esa época, con la diferencia que ahora los castigan tanto penal como socialmente.
MARCELA CASTRO